ARTÍCULO: Valor Mindset

Por Edgar Cateriano Castello

Las nuevas tecnologías suelen apreciarse como virtuales panaceas para la educación ejecutiva; sin embargo, los desafíos siguen siendo las personas y sus necesidades particulares de desarrollo, lo mismo que se plasma en el ámbito de lo íntimo y lo interpersonal. Hace unos años Google –ícono tecnológico– analizó los datos de contratación, despido y promoción acumulados desde su fundación (1998). Hallaron que las siete habilidades principales del éxito en la compañía son todas “blandas”: ser un buen entrenador, comunicarse y escuchar bien, poseer conocimientos sobre los demás (incluidos otros valores y puntos de vista diferentes), tener empatía hacia (y apoyar a) los colegas, ser un buen pensador crítico y solucionador de problemas, y poder hacer conexiones a través de ideas complejas.

También Joseph Badaracco (HBS), fruto de entrevistas con líderes corporativos sobre su comportamiento en momentos de crisis y cambio, encontró que estos suelen emprender rápidos procesos de indagación interior, para ahondar más allá de la agitada superficie de su vida y así centrarse en sus valores y principios básicos, los que renuevan su sentido de propósito y actúan a modo de trampolín para la acción pragmática y astuta, lo que les permite forjar una identidad, basada en su propia comprensión de qué es lo correcto, y hacer así la transición de gerentes a líderes. Líderes que se consolidan cuando logran desarrollar equipos más inteligentes, cualidad que, según estudios del Centro de Inteligencia Colectiva del MIT, se incrementa cuando aquellos actúan con mayor equidad y con una intensa capacidad individual para “leer” los ojos de los colegas con los que interactúan.

En resumen, todas, cualidades que deben ser desarrolladas con plena afinidad a su propia naturaleza, humana. Las nuevas tecnologías, en la medida que sean usadas sin olvidar dicha perspectiva, pueden ser muy valiosas para la formación de ejecutivos éxitos.